sábado, 18 de abril de 2009

TIEMPO

El reloj más viejo de la ciudad marca cinco a las doce,
como si levantara espadas para asesinar la noche.
Si la cuerda no se termina, será el crimen perfecto.
Entretanto, el relojero yace luego de hacer el amor.
Eso es perder la noción del tiempo.

5 comentarios:

María Antonieta Mendívil dijo...

Un saludo, Coyote. Ojalá que andes deambulando por ahí, entre carreteras, ideas, pensamientos, palabras.

Everardo Esparza Huizar dijo...

Que gusto por ese saludo tuyo que resulta clarividente. Efectivamente, recorro carreteras, busco esas memorias que tienen que ver con los corridos, dejé la vereda y me pierdo y me encuentro en atajos mágicos. Ya iré subiendo algunos episodios que me han sorprendido. Un abrazo.

mar adentro dijo...

Y que el tiempo se detenga...

Everardo Esparza Huizar dijo...

...porque esa velocidad de sesenta segundos por cada minuto a veces exaspera...

Everardo Esparza Huizar dijo...

...porque esa velocidad de sesenta segundos por cada minuto a veces exaspera...