COMPRA-VENTA DE VIBORAS

Transitando por la carretera 57 de Matehuala-SLP, cerca del Huizache y de los límites con Tamaulipas, llaman la atención unos improvisados tendederos de víboras de cascabel secas, que se ofrecen a la venta a los que se detienen por curiosidad o porque tienen el encargo. Se dice que tienen propiedades curativas, ya sea la carne seca, molida y encapsulada, el aceite.
Es fácil darse cuenta que quienes a esto se dedican, lo hacen por una gran necesidad.
Sin embargo, la PROFEPA y PFP, han echado a andar una campaña publicitaria y apoyados con retenes para desalentar la compraventa de ese tipo de fauna y especies de cactus. Se informa en trípticos y en espectaculares que es un delito federal con multas que van hasta el millón de pesos.
Todo iría bien, si no pareciera también que se trata mas de una campaña para dar la imágen de que se trabaja en la protección de especies en riesgo. Por qué? Ninguno de los vendedores tiene en que caerse muerto, ni otra posibilidad de ingreso para el día, menos para pagar una multa así. O sea, que el problema no se ataca de fondo, en lo socioeconómico. Amén de que causa molestia y ocasión para la mordida para algún turista sorprendido, que más por curiosidad, compró alguna víbora. Ya muerta, de qué tanto sirve que la protejan. Las acciones, evidentemente deben ser otras, que realmente prevengan el daño a las especies.
La vida de estos cazadores debe ser un malabar. Ellos también están en riesgo. Su sobrevivencia
no se cuestiona. Deben implementarse medidas oficiales integrales, no de pantalla.
Todo un asunto social de estos grupos marginados. Es fácil etiquetarlos. Pero se trata de que puedan ser apoyados, para que incluso puedan ser protectores . Debe haber alternativas.